Te quiero, pero he decidido no hablarte. No tener más contacto contigo. Tratarte como lo que me has demostrado ser, un niño pequeño. Tal vez así, algún día, al echarme de verdad de menos, puedas llegar a comprender este dolor.
Te quiero, pero has jugado conmigo. Y yo no soy un juguete cualquiera; para empezar, no soy un juguete. Soy un ser humano, y merezco ser respetada, y sobre todo valorada. Y tú no has sabido darme el valor que me merecía en tu vida.
Te quiero, pero aún tengo mucho que aprender de la vida, y siento decir que tú tienes más lecciones que aprender todavía. Y lamentablemente, en este campo, nunca me vas a alcanzar.
Te quiero, pero elijo la oscuridad.
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